Por:
Dr. José Rodríguez Uribe
Especialista en Medicina Interna.
Educador en Diabetes.Centro para la Atención de la Persona con Diabetes
jru@mail.uaemex.mx.
Diabetes no solamente significa el tener alteraciones en la cantidad de glucosa que hay en la sangre, significa además la necesidad de un cuidado diario, oportuno y orientado; además de una vigilancia constante de varios aspectos.
Uno de esos cuidados se refiere a los vasos sanguíneos, pues aunque a veces los síntomas no sean tan aparentes, si no vigilamos este aspecto nos puede ocasionar serios problemas.
Uno de las cosas que tenemos que vigilar para evitar daño en los vasos sanguíneos es el tener un peso adecuado a la talla. Si existe sobrepeso, nuestro corazón tendrá más problemas para poder irrigar adecuadamente todo el cuerpo, presentándose problemas en algunas áreas, generalmente las más alejadas a nuestro tronco.
Pueden empezar a presentarse alteraciones como la llamada claudicación intermitente. Esto ocurre cuando se nos “doblan las piernas” como si fueran de trapo al caminar, y nos es necesario tener algo de reposo para recuperar la fuerza de las mismas.
Además,
poco a poco hay algunas modificaciones como la reducción de la amplitud de los
pulsos, la baja de la temperatura de alguna parte del cuerpo, la disminución
del vello (principalmente en las extremidades inferiores), así como las
modificaciones en la sensibilidad y que generalmente van juntas.
Se agregan las uñas quebradizas, los pies fríos y esto pueden agravarse aún más si no hay una vigilancia adecuada del colesterol y los triglicéridos de nuestra sangre, pues obstaculizan la circulación provocando aún más problemas.
Estas alteraciones también pueden suceder en los vasos sanguíneos de nuestro cerebro, ocasionando que algunas áreas tengan menor irrigación y se provoque, como consecuencia, la pérdida de alguna función (como el habla por ejemplo). Lo anterior puede favorecer la presencia de infartos en el cerebro. Estas alteraciones suceden también en los vasos sanguíneos del corazón, originando lesiones semejantes, de aquí la necesidad de vigilancia estrecha.
Recordemos que en todo nuestro cuerpo hay vasos sanguíneos, de tal manera que todo nuestro cuerpo puede verse afectado por un mal control de la diabetes.
Los únicos vasos sanguíneos a los cuales se les puede observar y que el médico tiene acceso, son los de la retina, que examina el oftalmólogo cuando nos revisa los ojos. Esto le puede dar idea al especialista y a la persona con diabetes de cómo puede encontrarse la salud de sus vasos sanguíneos.
Se agregan las uñas quebradizas, los pies fríos y esto pueden agravarse aún más si no hay una vigilancia adecuada del colesterol y los triglicéridos de nuestra sangre, pues obstaculizan la circulación provocando aún más problemas.
Estas alteraciones también pueden suceder en los vasos sanguíneos de nuestro cerebro, ocasionando que algunas áreas tengan menor irrigación y se provoque, como consecuencia, la pérdida de alguna función (como el habla por ejemplo). Lo anterior puede favorecer la presencia de infartos en el cerebro. Estas alteraciones suceden también en los vasos sanguíneos del corazón, originando lesiones semejantes, de aquí la necesidad de vigilancia estrecha.
Recordemos que en todo nuestro cuerpo hay vasos sanguíneos, de tal manera que todo nuestro cuerpo puede verse afectado por un mal control de la diabetes.
Los únicos vasos sanguíneos a los cuales se les puede observar y que el médico tiene acceso, son los de la retina, que examina el oftalmólogo cuando nos revisa los ojos. Esto le puede dar idea al especialista y a la persona con diabetes de cómo puede encontrarse la salud de sus vasos sanguíneos.
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