Dra. Karla Yalilé Vázquez León
Médico General
Educadora en Diabetes
El estrógeno y la progesterona son hormonas femeninas producidas por los
ovarios. Estas hormonas hacen que se produzcan los ciclos menstruales cada mes;
además, ayudan a que los óvulos se conviertan en folículos antes de que se
libere y traslade hasta la trompa de Falopio. Los ovarios también producen
pequeñas cantidades de una hormona llamada testosterona, la cual es la hormona
sexual predominante masculina.
El ovario poliquístico es
una afección caracterizada por la
proliferación de un gran número de folículos que incrementan la cantidad de
secreción de testosterona; niveles anormalmente altos de este andrógeno pueden
provocar infertilidad, menstruación irregular, crecimiento excesivo del vello
facial y corporal, acné y quistes ováricos, además de aumento o fluctuación del
peso, lo cual lo relaciona directamente con el riesgo de dislipidemia,
hipertensión y diabetes mellitus tipo 2 secundaria a una resistencia a la
insulina inicialmente y un hiperinsulinismo que a su vez estimula la
acumulación de grasas, altera el metabolismo de las lipoproteínas y el
colesterol, de igual manera, eleva la producción de andrógenos, lo que lo
vuelve un círculo vicioso.
Las mujeres con ovarios poliquísticos especialmente en edad fértil, tienen por lo general, buena
respuesta al control hormonal, la terapia clásica para los síntomas del hiperandrogenismo
(acné e hirsutismo) es suprimir la producción de testosterona del ovario por
medio de anticonceptivos orales (estrógeno y progesterona), lo que promueve el
proceso de ovulación. La infertilidad es generalmente tratada exitosamente a
través de una dieta equilibrada, ejercicio y control del peso aunado a la
terapia con metformina, pues esto eleva las oportunidades de ovulación
espontánea.
Las mujeres con ovario poliquístico tienen mayor tendencia a la diabetes
gestacional y al desarrollo de intolerancia a la glucosa durante el embarazo,
por lo que deben de tener un control estricto de los niveles de glucosa desde
el inicio y nuevamente entre las 26 y 28 semanas de gestación.
Es por ello que ante cualquier síntoma que presentes debes acudir con tu
médico para que te dé un tratamiento adecuado.
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