Por L.N., E.D. Fabiola Navarro S.
Además de los beneficios para tu salud,
el ejercicio también tiene efectos
positivos en tu estabilidad emocional, integrarlo a tu vida precisa de fuerza
de voluntad, aquí unos consejos.
¿Por
qué necesitas hacer ejercicio?
Vamos
a empezar por ahí. Todos sabemos que el ejercicio aporta a la salud incontables
beneficios físicos y emocionales. Movimientos rutinarios que tienen frecuencia,
duración e intensidad te darán mayor resistencia, fortaleza muscular y
flexibilidad, al tiempo que te permitirán disminuir el estrés y relajarte.
La
pregunta ahora es, ¿qué te gusta hacer? Y no estoy hablando sólo de ejercicio,
cuál es tu pasión en la vida, para algunos es la música, la pintura o escribir.
Así puede ser tu rutina de ejercicio, buscar una actividad que te guste y
disfrutes, empieza anotando lo que quieres conseguir y dale seguimiento. No
olvides que toda pasión empieza desde cero y tiene metas a corto y largo plazo.
Imagina que estás en casa, es una tarde calurosa con
un viento fresco, te pones tenis, una gorra y sales a esa plaza o jardín que
están cerca de tu casa. Caminas, pasas tiempo contigo mismo, te relajas, haces
algunos ejercicios de estiramiento y regresas a casa, tomas agua y anotas en un
calendario una carita feliz, esa será tu marca para saber cuántos días felices
(de ejercicio) llevas al mes. Tú mismo establece cuántas caritas felices quieres
en el calendario y dirige tu fuerza de voluntad hacia ese objetivo.
Recuerda
que la fuerza de voluntad no es sacrificarte, no es sufrir para lograr tus
objetivos, todo esfuerzo debe tener su recompensa. Elige un premio si completas
tu misión, sabemos que el mejor premio es la salud y bienestar en general, pero
un regalo material ayuda a alimentar la motivación. Regálate algo, unos aretes,
un perfume, un libro o el nuevo disco de tu cantante favorito.
Este
es sólo un ejemplo de cómo puedes incorporar a tu vida el ejercicio (o la
actividad física), mismo que también puedes practicar en casa con rutinas
sencillas y cortas, desde sentadillas o movimientos de flexibilidad. Establece en
tu calendario los días de la semana que dedicarás a ejercitarte, acondiciona un
lugar a tu gusto -puede ser tu patio, jardín o algún cuarto especial- con
velas, inciensos, música de relajación, una alfombra, cojines de varios
colores, incluso una fuente para que el sonido del agua te arrulle.
Me
gustaría que en unas semanas escribieras y describieras cuál fue tu motivación,
el motor de tu fuerza de voluntad para empezar a realizar ejercicio, todos los
comentarios nos ayudan a enriquecer nuestras vidas.
Termino
con una frase que me gusta compartir de Confucio: “Cuando el camino te parezca
difícil, no cambies de objetivo, buscan un nuevo camino para llegar a él”.
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