lunes, 17 de diciembre de 2012

Vámonos de fiesta


Quienes vivimos con diabetes siempre debemos estar más al pendiente de nuestro cuidado en relación a lo que comemos y bebemos.

Por Lic. Claudia Álvarez. Vive con diabetes tipo 1.
Publicado en la revista Diabetes Hoy.
Noviembre-diciembre 2003.
  
Entre nosotros los jóvenes llega un momento en que los amigos, primos e incluso personas que nos rodean nos invitan a fiestas, reuniones, bares o a los llamados ”Antros”.

La realidad es que algún día conoceremos este tipo de lugares (o de hecho, ya los conocemos), por eso es muy importante que cuando acudas a ellos consideres lo siguiente:

  •  Quienes vivimos con diabetes siempre debemos estar más al pendiente de nuestro cuidado en relación a lo que comemos y bebemos. En este segundo punto no tiene nada de malo que tomemos una o máximo dos copas de vino, whisky, vodka, tequila o ron, por citar algunas bebidas. La recomendación es una copa por ocasión para las mujeres y dos copas en el caso de los hombres (no son acumulables).
  • Debes de considerar que según lo que bebas, los efectos y las consecuencias varían. Por ejemplo, en el caso del ron que es un destilado de caña el porcentaje de azúcar que contiene es alto; por otro lado el vodka, a pesar de que no contiene azúcar, también afecta a tus niveles de glucosa.
  • Podemos platicar de todos y cada uno de los distintos tipos de alcohol, pero lo más importante es que sepas que siempre debes comer bien antes de salir, de ninguna manera salgas con el estómago vacío. Otro punto importante es que debes de monitorear tus niveles de glucosa en sangre antes y después de haber salido. Si no tienes los niveles adecuados porque está muy elevada o demasiado baja, es mejor que no ingieras bebidas alcohólicas.
  • Tampoco olvides que si abusas del alcohol puedes confundir estas sensaciones con una baja de glucosa (hipoglucemia) que puede hacerte sentir muy mal con náuseas o vómito, mareo, somnolencia y llevarte hasta la pérdida de la conciencia. Quienes no saben que tienes diabetes pueden confundir tu estado hipoglucémico con una borrachera fenomenal y puedes arruinar tu fiesta y la de tus amigos.
  • Una vez ingerido, el alcohol sube el nivel de glucosa en la sangre pero al paso de las horas la glucosa baja y en la mayoría de los casos lo hace drásticamente.

Todo exceso es definitivamente malo para cualquiera, y las personas que tenemos diabetes debemos tener mucho más cuidado con los hábitos y cuidados de nuestra salud.

Es muy importante que platiques con tu médico para que te explique a detalle lo que debes hacer cuando tomas bebidas alcohólicas y revises con él tu esquema de insulina o medicamentos orales. También hablen de las consecuencias y elaboren un plan a seguir para esas salidas.

Recuerda que cada uno de nosotros somos distintos así como los cuidados que debemos tener.

No olvides que la diabetes no te impide divertirte, simplemente hay que ser responsable y tener precauciones.

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cetoacidosis diabética: Tan peligrosa como se escucha


La CAD puede ocurrir cuando el cuerpo no cuenta con la suficiente insulina para satisfacer sus necesidades. Conoce en este texto más sobre esta peligrosa complicación.

Traducción: Lic. Mariana Gómez H.
información de: Diabetes Forecast

Cuando se tiene diabetes, es de vital importancia asegurarse de que el cuerpo cuente con la insulina necesaria. Una razón es que la insulina controla la glucosa en la sangre y ayuda a evitar las complicaciones de la diabetes. Pero existe otra razón: Si el cuerpo no tiene la suficiente insulina, se corre el riesgo de desarrollar un cuadro muy grave conocido como cetoacidosis.

¿Ceto – qué?
Se lee como si fuera una película de ciencia ficción, pero la cetoacidosis diabética o CAD por su abreviatura, es un asunto realmente serio. Si no se trata, puede ser mortal.

La CAD puede ocurrir cuando el cuerpo no cuenta con la suficiente insulina para satisfacer sus necesidades. A medida que la glucosa en la sangre sube, se pierde glucosa en la orina. Cuando se pierde glucosa por la orina ésta lleva consigo líquidos. Al no reemplazar estos líquidos se puede llegar a la deshidratación.

Mientras tanto, el cuerpo comienza a quemar grasas y proteínas de tejidos musculares para mantenerse saludable y para proveerse de energía. En condiciones normales, el cuerpo utiliza carbohidratos (glucosa) para trabajar, pero ya que no hay suficiente insulina en el cuerpo de una persona con diabetes, las células no tienen acceso a la glucosa en la sangre. Es entonces cuando el cuerpo comienza a quemar grasas de forma NO saludable. El hígado se ve involucrado en el proceso de quemar grasas, el resultado son los cuerpos cetónicos. Cuando se forman cuerpos cetónicos la sangre se vuelve ácida.

Estas son malas noticias.
A medida que la CAD avanza, se presenta la deshidratación, el cuerpo intenta defenderse y trata de reajustar su propia química. “Es una especie de sistema amortiguador” comenta Carle Hurst, educadora en diabetes y gerente de sitio del Hospital Inova Alexandria en Alexandria, Va. “Conforme la sangre se vuelve más ácida a consecuencia de los cuperos cetónicos, el organismo comienza a enviar electrolitos para enfrentar a los ácidos. El cuerpo entonces retendrá sodio y perderá potasio. Es entonces cuando la situación se complica. La sangre se vuelve tóxica para los órganos.”

Por ejemplo, un mal equilibrio de potasio puede afectar el ritmo cardiaco. El cerebro también puede verse afectado ya que necesita electrolitos y glucosa para funcionar. Cuando el cerebro no está recibiendo la glucosa o los electrolitos que necesita, se corre el riesgo de caer en coma.

Cuando la CAD aparece, puede apareceR junto con síntomas como malestar estomacal, sed excesiva y cansancio. Estos síntomas normalmente aparecen durante un periodo de horas o incluso días. Después podrá sentirse confundido y pueden aparecer los problemas de respiración. En caso de que no pueda bajar los niveles de glucosa en sangre ni restituir los niveles de líquido perdidos en el organismo, podrá necesitar de suero. Una CAD no atendida puede llevar al coma o incluso a la muerte.

La mejor forma de evitar una CAD es reconocer cuando estamos en riesgo, comenta Ronald P. Monsaert, MD asociado en endocrinología del Centro de Diabetes y Enfermedades Metabólicas de Christiana en Wilmington, Del.

De acuerdo a Monsaert, el riesgo de una CAD es más alto cuando se está enfermo.

“La CAD le ocurre frecuentemente a personas que no están comiendo y que no reciben una dosis suficiente de insulina”, comentó “Estas personas creen que al no comer sus niveles de glucosa en sangre no se elevarán y que por lo tanto no necesitarán de mucha insulina. Esto no es cierto. Cuando se está enfermo, la glucosa en la sangre se eleva.”

Más que otra cosa, se necesitará de más insulina cuando se está enfermo. Así que revise sus niveles de glucosa en sangre cada 2 o cada 4 horas. De hecho, se recomienda tener un plan para los días de enfermedad antes así que desarrolle un plan junto con su educador en diabetes y su endocrinólogo. (Para mayor información sobre cómo cuidarse durante una enfermedad, consulte “Diabetes Care When You´re Sick” en la edición de Febrero de 2004 de la publicación Diabetes Forecast.)

El riesgo de CAD se eleva cuando hay heridas o cuando existe una infección como por ejemplo una herida en un pie. Esto se debe a que el cuerpo libera hormonas del estrés cuando hay enfermedades, heridas o infecciones. El cuerpo libera estas hormonas de la misma forma en que libera las del estrés cuando se está en una situación emocionalmente fuerte. Estas hormonas del estrés actúan de forma contraria a la insulina. Es por esto que los niveles de glucosa en sangre se elevan.

A pesar de que el estés emocional puede elevar los niveles de glucosa en sangre, las posibilidades de desarrollar una CAD por esta causa son mínimas. Sin embargo, se recomienda seguir de cerca los niveles de glucosa en sangre en momentos de estrés.

Si la insulina se ha echado a perder o si su bomba se ha tapado, su cuerpo no recibirá la insulina que necesita y habrá más riesgo de caer en una CAD.

En general, los pacientes con diabetes tipo 1 corren mayores riesgos de caer en una CAD que los pacientes con diabetes tipo 2. Esto se debe principalmente a que los pacientes con diabetes tipo 2 producen pequeñas cantidades de insulina que ayudan al cuerpo a bajar los elevados niveles de glucosa en sangre cuando hay enfermedades como la gripa. En el caso de la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina y por lo tanto no hay forma de compensar esta elevación de glucosa de forma natural.

Los cuadros de CAD son muy raros en pacientes con diabetes tipo 2. Sin embargo, si se tiene diabetes tipo 2 y aparece la gripa, o se está recuperando de una lesión, o está luchando contra una infección, aún existe el riesgo mínimo de caer en un cuadro de CAD.

Se considera que está en riesgo de CAD a causa de una enfermedad, lesión o infección, revise su glucosa en sangre. Si los resultados de esta prueba indican que la glucosa en sangre está elevada, el siguiente paso es revisar si existen cuerpos cetónicos. Podrá realizar esta prueba utilizando el kit para medición de cuerpos cetónicos en orina que venden prácticamente en todas las farmacias.

Tome nota de que el riesgo de caer en un cuadro de CAD no es proporcional a sus niveles de glucosa en sangre. “Algunas personas pueden presentar síntomas de CAD a niveles de 180 mg/dl, otras personas los desarrollan en niveles más altos. No necesariamente aparece cuando la glucosa está cerca de los 400 mg/dl, comentó. Cuando tenga duda, revise las cetonas.

Cuándo pedir ayuda
La American Diabetes Association recomienda que se consulte al médico cuando aparezca el primer síntoma de CAD y cuando los niveles de glucosa en sangre sobrepasen los 250 mg/dl. (consulte “Señales y Síntomas” para un listado completo.)
También deberá ponerse en contacto con su médico si los resultados en la prueba de medición de cuerpos cetónicos indican “moderado” o “alto”. Cuando trabaje en su plan de cuidados para los días de enfermedad, pregunte a su médico si deberá avisarle en caso de que los resultados de las pruebas de medición de cuerpos cetónicos arroje resultados como “trazas” o “poco”.

Sin embargo, no pasa nada si llama a su médico si está preocupado sobre la CAD o si está nervioso por los resultados de su prueba de cuerpos cetónicos.

“ Si presta atención a los síntomas, revisa sus niveles de glucosa en sangre y detecta la CAD a tiempo, su médico deberá ser capaz de ayudarle a resolver el problema por teléfono,” comenta Monsaert.

Tratamiento
Los niveles altos o moderados de cuerpos cetónicos requieren tratamiento inmediato. Si usted tiene diabetes tipo 1, su médico podrá indicarle dosis extra de insulina o podrá incluso sugerirle ir a un hospital a recibir tratamiento. Si usted tiene diabetes tipo 2 y normalmente no requiere de dosis de insulina, su médico podrá indicarle una dosis.

Es necesario tomar muchos líquidos para rehidratar el organismo. Pregunte a su médico qué tipo de líquidos deberá tomar en estos casos. En gran medida, dependerá de los niveles de glucosa en sangre y de si requiera de dosis extra de insulina. Si presenta vómito y no puede retener los líquidos, pida ayuda.

Por ningún motivo haga ejercicio cuando tenga una CAD. Hacer ejercicio ocasionará que el cuerpo queme más grasas pero de forma no adecuada. Aún cuando recurra a dosis extra de insulina, el ejercicio podrá eliminarla, así que se recomienda reposo.

En caso de que acuda a un hospital, probablemente lo tratarán con suero no glucosado e insulina. Dependiendo de cuánto tiempo haya tenido CAD y otros factores de salud relevantes (niveles de presión altos o una infección) el hospital podrá sugerirle que se quede en observación de 6 horas a 2 días.

La CAD es un asunto serio, pero puede evitarlo si está enterado sobre los riesgos de ésta, si sigue cuidadosamente su plan de cuidado de la diabetes cuando está enfermo o lesionado y si lleva un registro de su glucosa en sangre y de sus niveles de cuerpos cetónicos.

(C) 2005 Diabetes Forecast. via ProQuest Information and Learning Company; Todos los derechos reservados.

martes, 4 de diciembre de 2012

Diabetes y Glaucoma: Contrólalos a tiempo

El glaucoma es una serie de neuropatías ópticas acompañadas de daño progresivo del campo visual, frecuentemente causadas por aumento de la presión intraocular del ojo (PIO). Aquí te presentamos información sobre esta condición.

Por Dr. Curt Hartleben, Médico Oftalmólogo

Definición
El glaucoma es una serie de neuropatías ópticas acompañadas de daño progresivo del campo visual, frecuentemente causadas por aumento de la presión intraocular del ojo (PIO).

Variedades del glaucoma
Hay diversas variedades de glaucoma, pero como acompañantes frecuentes de la diabetes mellitus, encontramos primero el glaucoma crónico de ángulo abierto y el glaucoma neovascular.

Fisiopatología del glaucoma
El glaucoma crónico de ángulo abierto (GCAA) es el más común de los glaucomas. En México varía según estadísticas, entre el 60 y 80 por ciento de los glaucomas. Se trata de un glaucoma primario donde el factor posiblemente más importante es el envejecimiento prematuro del aparato de filtración del ojo: la malla trabecular. Esta se compacta y se vuelve poco permeable al paso del humor acuoso, acumulándose éste dentro del ojo, aumentando la PIO, y a su vez dañando la retina y al nervio óptico (N.O.). Este último sufre un abombamiento posterior de su malla cribosa, comprimiendo mecánicamente las fibras ganglionares que llevan la información visual desde la retina hacia el ganglio geniculado externo, y que desde ahí llevan las fibras hacia el cerebro, a las áreas 17 y 18. La misma PIO hace que los finos vasos capilares que nutren el nervio en su porción prelaminar, se colapsen y haya sufrimiento nervioso por hipoxia y anoxia. En el caso del glaucoma neovascular (GNV), su etiología es más compleja. En el daño retiniano por diabetes mellitus se encuentra la hipoxia retiniana y el cierre capilar como fuente de respuestas químicas, como el ácido láctico y otros, que inducen a la formación de nuevos vasos en la retina, como fenómeno compensatorio de la hipoxia. Estos factores de neovascularización llegan al trabéculo, donde también forman neovasos y una membrana densa que tapa la malla trabecular, causando el aumento de la PIO en forma secundaria.

Frecuentemente las PIO’s encontradas en el glaucoma neovascular son muy altas, el deterioro de la visión es rápido y la progresión del daño campimétrico difícil de controlar, ya que los medicamentos que aumentan el flujo de salida a través del trabéculo, frecuentemente no funcionan y las cirugías filtrantes se tapan con la malla fibrovascular.

Epidemiología
La diabetes mellitus y el glaucoma son dos de las causas más frecuentes de patología ocular en México. El glaucoma se considera la segunda causa de ceguera en general y la primera en ceguera irreversible. Su prevalencia es desconocida con exactitud en México, pero oscila, según diferentes autores, entre 2.0 y 2.5 por ciento de los adultos mayores de 40 años de edad. La retinopatía diabética y sus complicaciones es la segunda causa de ceguera irreversible, aunque debe decirse que con un diagnóstico temprano de estas dos entidades, es común poderla evitar.

Hay dos factores importantes en la aparición del glaucoma y la retinopatía diabética: la longevidad de nuestros pacientes con diabetes y el aumento del promedio de edad en nuestra población, que aumenta exponencialmente las posibilidades de tener glaucoma.

Detección del glaucoma
Todo paciente con diabetes debe ser revisado anualmente por el oftalmólogo. Durante la revisión, se hace hincapié en la valoración de la retina, pero también se debe revisar que no haya glaucoma. Para esto, el oftalmólogo toma la PIO, generalmente con el tonómetro de Goldmann o de aplanación (que es el más exacto), o con el de Sitos (que es de identación y es portátil), o el de aire (que son menos exactos).

Otra maniobra diagnóstica es la gonioscopía o valoración del ángulo iridocorneal del ojo y que nos ayuda a valorar el tipo de glaucoma de que se trate: si las estructuras intraoculares son normales, se trata del GCAA, y si encontramos una malla fibrovascular en el área del trabéculo nos indica que se trata de de GNV.

La valoración del nervio óptico y de la retina son imprescindibles en estas patologías. En el GCAA, frecuentemente nos encontramos aumento de la excavación del nervio óptico, acompañado de un decremento del anillo neuroretiniano, que es la acumulación de cilindroejes de las fibras retinianas que llevan la información visual.

El anillo neurotiniano tiene adelgazamiento progresivo ya sea en forma difusa o localizada, asociado a pérdidas de la visión en el espacio, se realiza un estudio de campos visuales, que nos muestra pérdidas de visión, característicamente en el área de Bjerrum, que es un área arqueada que rodea al punto de fijación y que tiende a expandirse hacia la periferia del campo visual, quedando intacta la visión central, en forma de un campo visual tubular. Esta es la razón por la que el paciente de glaucoma frecuentemente tiene buena visión central y mala visión en el espacio, por consiguiente: mala deambulación (sin dirección determinada).

En el caso del GNV, frecuentemente encontramos neovascularización del nervio óptico y de la retina, a veces acompañado de hemorragias, exudados blandos o duros, denotando sufrimiento retiniano e hipoxia, así como actividad de la retinopatía diabética.

Tratamiento médico del glaucoma
El Tratamiento médico del glaucoma tiene como finalidad preservar la visión. El principal parámetro en el que el médico puede influir en GCAA es la PIO. Para bajar la PIO, se utilizan varias categorías de medicamentos, entre los que destacan: los betabloqueadores, las prostaglandinas, los adrenérgicos y los inhibidores de la anhidrasa carbónica.

Las primeras dos categorías se utilizan como medicamentos de primera elección, utilizando primero un medicamento y si no hay respuesta favorable se sustituye por el otro medicamento de “primo elección”. Por ejemplo: empezar con un betabloqueador como el timolol, y si no responde, sustituir con una prostaglandina, como el latanoprost.

Cuando éstos medicamentos no llegan a bajar la PIO eficientemente se pueden añadir, y si aún no baja la PIO hasta la meta deseada, se agrega un adrenérgico, como la brimonidina o un inhibidor de la anhidrasa carbónica como la dorzolamida.

Un principio que orienta al médico es el de la PIO meta, que se define como la PIO por debajo de la cual ya no hay progresión del daño campimétrico y del nervio optico. Este principio nos indica que a más daño tanto del nervio óptico como del C. V., más baja la PIO meta. La PIO meta debe ser un mínimo de 20 por ciento por debajo de la PIO basal en casos de daño leve a moderado y de un 30 por ciento en casos de daño mayor.

Lineamientos para el tratamiento médico del GCAA:

1.Iniciar con concentraciones baja de medicamentos.
2.Utilizar siempre el mínimo de medicación efectiva.
3.Utilizar siempre los fármacos más potentes pero con menor cantidad de efectos secundarios indeseables.
4.En caso de duda de la eficacia de un fármaco, probar con una prueba terapéutica uniocular.
5.Orientar al paciente de cómo aplicar sus gotas.
6.Esperar un mínimo de 5 minutos entre gota y gota, con los ojos cerrados.
7.Oclusión nasolagrimal, si hay efectos sistémicos indeseables.
8.Preguntar dirigidamente por efectos secundarios indeseables de medicamentos.
9.Cuidar la calidad de vida del paciente.

Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico clásico en el GCAA es la trabeculectomía o cirugía filtrante protegida. Alcanza buenos índices de éxito con una técnica depurada (aproximadamente entre el 80 y 90 por ciento de éxito en las cirugías primarias). En caso de reoperaciones este éxito baja por efectos de la cicatrización conjuntival, pero puede aumentar con el uso de antimetabolitos trans y postquirúrgicos. Estos permiten que haya menos cicatrización de la ampolla de filtración. En casos de cirugías fallidas, pero especialmente en el caso del GNV, puede realizarse la implantación de válvulas como la de Ahmed o dispositivos de filtración como el de Molteno o de Baerveldt. En el caso del GNV, implantar una válvula de Ahmed resuelve el problema del glaucoma neovascular entre un 60 y un 80 por ciento, valores impensables con la trabeculectomía.